
¿Quién no ha pertenecido o participado en algún momento de su vida en una peña? En Castilla y León existe una gran tradición de reunirse y hacer peña con los amigos y familiares para festejar las fiestas patronales. Las peñas son lugares de encuentro donde disfrutar de una buena comida, divertirse, charlar, bailar y realizar muchas actividades distendidas que forman parte ya de lo que esperamos cada año de las fiestas. Sin embargo, cuando hablamos de menores y de los jóvenes, observamos que lamentablemente en los últimos tiempos algunas peñas se están convirtiendo en la disculpa para juntarse a beber en compañía de los amigos. Beber (y el consumo de drogas) es el punto sobre el que giran el resto de las actividades en algunas peñas y algunos de sus miembros.
Ante este fenómeno, la Diputación de Valladolid se ha embarcado en una novedosa campaña que pretende sensibilizar a la población del medio rural sobre los peligros que pueden derivarse de un mal uso de estos locales de peñistas tan enraizados en la tradición de las fiestas populares.
En el ámbito de las peñas es responsabilidad principalmente de los padres y madres, el conocer y supervisar lo que hacen sus hijos e hijas en ese contexto. Cuanto más pequeños empiecen a beber nuestros hijos, mayores riesgos tendrán de padecer problemas con el alcohol u otras drogas y más repercusiones tendrán en su desarrollo (problemas de memoria, concentración, agresividad, accidentes, relaciones sexuales no deseadas, prácticas de riesgo, etc) y con ello sobre su futuro; porque el alcohol es un tóxico que afecta al cerebro, a la conducta, especialmente en la fase de maduración y crecimiento.
El acudir a la peña forma parte de un rito de iniciación a la vida adulta muy enraizado sobretodo en el ámbito rural. Durante las fiestas patronales, la permisividad de los padres y las madres, tanto en horarios como en consumo de bebidas alcohólicas, es mucho mayor. Y muchas peñas se convierten en el escenario de consumos de alcohol y otro tipo de drogas fuera del control adulto. Además, las peñas suelen estar compuestas por chicos y chicas de diferentes edades, lo cual facilita la compra de bebidas alcohólicas por parte de los mayores sin ningún obstáculo, aunque después el consumo lo realicen también los menores con el riesgo que este hecho conlleva.
Ante este panorama cabe preguntarse: ¿son los padres conscientes de los riesgos de la asociación entre diversión, consumo de alcohol y relaciones entre iguales?, ¿hablan los padres con los hijos de los riesgos de consumir alcohol o de otro tipo de conductas que les preocupen, especialmente durante su tiempo libre y en las peñas?, ¿qué podemos hacer los padres y las madres?
- Supervisar las instalaciones de la peña y las actividades que en ella se desarrollan.
- Fomentar la participación activa de las peñas en las fiestas patronales de una manera saludable, libre de drogas.
- Enseñar, a los que crean una peña por primera vez, a utilizarla como punto de reunión, donde organizar actividades deportivas, culturales, de naturaleza, etc., que tengan continuidad en el tiempo.
- Respetar el deseo de los jóvenes de tener espacios de relación propios, ajenos al de los adultos, y por ello favorecer la creación de espacios aunque gestionados conjuntamente.
- Fomentar que la peña sea un lugar abierto a todos, donde también los adultos puedan colaborar con ellos, en cierta actividad.
- Informar a los hijos/as de los riesgos que pueden correr por hacer un uso irresponsable de la peña.
- Hablar con los hijos e hijas acerca de vuestra posición respecto al consumo de alcohol y de otras drogas.
- Participar en actividades formativas dirigidas a las madres y a los padres, para abordar con los hijos los riesgos del consumo de alcohol y de otras drogas. Los Programas de prevención familiar MONEO y DÉDALO son organizados por las Corporaciones Locales a través de los Planes Locales y Provinciales sobre Drogas.