Como Ana, Rosa, María, Natalia, Isabel, Elena, Gema, Concha… mujeres, ellas, protagonistas y artífices indiscutibles de nuestro Proyecto, de su propio proyecto.
Hoy, como tantos otros días, hablaremos de ellas, para que sea visible también su realidad y la lucha por su vida y sus derechos.
Porque la drogodependencia añade mayor vulnerabilidad al hecho de ser mujer y supone, también, un estigma que sitúa a “nuestras mujeres” en una posición de grave desventaja social.
Pareciera, a veces, que la drogodependencia avalase el maltrato, las vejaciones, el abuso, la suspensión de sus derechos como madres, como trabajadoras, como personas… Y ello sirviese de excusa para relegar la atención de las que son merecedoras. Así, cuesta entender que aún hoy la drogodependencia siga siendo una barrera para acceder a derechos incuestionables en otras situaciones; por ejemplo, es una causa de exclusión en determinados recursos de atención a mujeres que sufren violencia de género.
Hoy, Día de la Mujer, desde Proyecto Hombre Valladolid queremos hablar de la mujer drogodependiente madre, pareja, hija… acuciada por la vergüenza y la culpa de no poder responder a lo que “se espera de ella” como madre, como pareja, como hija. Que no cumple con los mandatos de género, no por rebeldía – que también podría, como cualquier mujer – sino por imposibilidad, siendo por ello aún más, si cabe, blanco de juicios y comentarios.
Hoy Día de la Mujer, hablamos de la mujer drogodependiente trabajadora, que lo fue y que lo sigue siendo, aunque ahora vive con miedo a tener un empleo: miedo de sí misma, del qué dirán, de la desconfianza, de ser señalada, de no valer… creyéndose merecedora del último lugar en la lista del paro…
Estas mujeres, “nuestras mujeres”, son valientes, luchadoras, honestas, llenas de dignidad, y exigen ser miradas con la misma consideración que todas las que son, hoy, reivindicadas.
Ellas caminan, en su lucha diaria, al lado de Cristina, de Belén, de Almudena, de Alicia, de Mª Luisa, de Merche, de Sabrina, de Verónica, de Rocío, de Arantxa, de Ana, de Begoña, de Aida, de Claudia, de Mª Paz… que pudieron elegir ser psicólogas, trabajadoras sociales, abogadas, periodistas, economistas, educadoras. Que eligieron, además, dedicarse profesionalmente al cuidado de otras personas, que reciben el mismo salario que sus compañeros varones; que ocupan puestos de responsabilidad; que lideran proyectos; que crean, deciden, cuestionan… que tienen, en definitiva, el privilegio de experimentar una realidad que, por desgracia, aún no es la común.
Por eso, Proyecto Hombre es también un nombre de mujer, pero no solo, pues esta mujer es compañera de viaje de otros nombres como Roberto, Ismael, Ángel, Antonio, Miguel, Eduardo, Fernando… Todos juntos, de la mano de Alfonso, Jose, Juan Carlos, José Ramón, José Luis, Jesús, aprenden a mirarse de nuevo y a sacudirse, unas y otros, mandatos e imposiciones, a vencer barreras y estereotipos, a reconocerse diferentes pero iguales, a comprometerse en la construcciones de nuevos modelos sociales donde las mujeres no tengan que pedir lo que desde siempre les corresponde.
Por todo ello, Fundación Aldaba – Proyecto Hombre seguirá, hoy 8 de marzo, y los restantes trescientos sesenta y cuatro días del año, haciendo de la persona su razón de ser, con escrupuloso respeto a la diversidad, la pluralidad y la diferencia, atentos y comprometidos con la igualdad de género, y plantando cara a cualquier forma de exclusión, marginación y violencia.
Día Internacional de la Mujer, Fundación Aldaba – Proyecto Hombre.