En la Zona crítica analizamos cómo el consumo de sustancias psicoactivas se asocia consistentemente con la presencia de alteraciones en distintos procesos neuropsicológicos: memoria, atención o funciones ejecutivas.
Por otro lado, los trastornos adictivos han sido definidos, desde una perspectiva neurobiológica, como una patología de la motivación y de la toma de decisiones. Ante este fenómeno, cabría preguntarse: ¿Las alteraciones neuropsicológicas podrían estar relacionadas con el inicio, mantenimiento y recaída en el consumo o, por el contrario, es el uso de drogas el que genera el deterioro neuropsicológico observado? Las evidencias señalan que, probablemente, ambas propuestas son ciertas.
Las investigaciones actuales muestran con suficiente claridad que los deterioros cognitivos de las personas con drogodependencia no son definitivos, sino que la abstinencia de la sustancia adictiva inicia mejoras significativas, mostrando cierta reversibilidad. Por el contrario, otras funciones como el razonamiento abstracto y la solución de problemas se demoran más para la recuperación, y lo que es peor, pueden no volver a la situación de normalidad.

Las últimas investigaciones sobre las drogodependencias y sus principales implicaciones clínicas sugieren que: las estrategias de rehabilitación neuropsicológica deben focalizarse en los siguientes objetivos: optimizar los mecanismos de procesamiento de información, atención, concentración y memoria, funciones que se han mostrado consistentemente dañadas como consecuencia del consumo. Según esto, se concluye que la mejoría de éstas favorecería una adquisición más adecuada de la normativa, la lógica y los contenidos de los tratamientos. Por esta razón, en Proyecto Hombre Valladolid hemos incluido en nuestra estrategia terapéutica la psicoestimulación mediante entrenamiento cognitivo en un Taller de Estimulación Cognitiva. Los contenidos teórico-prácticos de las sesiones, han sido organizados teniendo en cuenta los procesos cognitivos a trabajar y la dificultad de las tareas a realizar.
Dentro de un marco grupal de desarrollo de las actividades, cada usuario tiene objetivos y contenidos adaptados a sus necesidades, enfocados a mejoras individuales que potencien la motivación más allá de los propios resultados. Siguiendo un orden coherente con el funcionamiento de nuestros procesos cognitivos:
- Conciencia del déficit.
- Velocidad de procesamiento.
- Subprocesos atencionales.
- Subsistemas de la memoria.
- Funciones ejecutivas.
- Habilidades sociales.
Por último, al finalizar las sesiones programadas, se realizará nuevamente una valoración neuropsicológica con el objeto de objetivar las posibles mejorías.