En la sección Zona Crítica reflexionamos sobre aciertos, errores y paradojas actuales en torno a la realidad de las adicciones.
Italia acaba de anunciar que prohibirá la publicidad de las casas de apuestas. Mientras tanto, en España, pese a los avances recientes, los intentos de regular este tipo de anuncios no terminan de salir a la luz ¿Hasta qué punto urge tomar medidas? Pues teniendo en cuenta que en este país viven 500.000 personas que han sido o son tratadas de ludopatía, que el negocio del juego online se sigue publicitando en horario infantil y que ya mueve más de mil millones de euros al mes… Juzguen ustedes mismos.

Las cifras no mienten, el negocio del azar vive en España su época dorada. Por un lado, las casas de apuestas han sabido generar un itinerario de adicción diseñado al milímetro para atrapar a quien entra en sus redes: comienzan captando e instalando en la persona un comportamiento compulsivo que pronto se convierte en inercia gracias a mensajes tan atractivos como “regístrate y consigue hasta 150 euros para apostar” o “el hombre más rápido del planeta disfruta ahora del juego más veloz”. La potencia de estos mensajes se multiplica luego con dos claves: el refuerzo rápido y la inmediatez, dos características que, cuando se trata de Internet, se activan con una facilidad mucho mayor, pues forman parte del ADN del mundo digital: hoy en día podemos acceder a nuestras apuestas desde cualquier dispositivo, a cualquier hora y en cualquier lugar.

Otra clave de la estrategia consiste en crear una falsa sensación de control aderezada con las promesas de éxito que se anuncian a cualquier hora en camisetas, radios, televisiones, redes sociales, etc. de la mano de ídolos del deporte que nos invitan a jugar para sentirnos más cercanos a ese halo de celebridad, excelencia y riqueza que les rodea.
En Proyecto Hombre Valladolid nos preocupa enormemente la manga ancha con la que operan las casas de apuestas en este país, especialmente por su impacto en la población más vulnerable. Y es que ya no hablamos de tragaperras y bingos que atrapan a personas mayores –situación ya de por sí muy grave- sino de redes sociales y comunidades virtuales dirigidas claramente a la población más joven. Estamos, como indica este artículo con gran acierto, ante un “lifting” de los negocios de azar para ampliar su público objetivo.
Es nuestra responsabilidad destapar este lifting y pedir al Gobierno que regule cuanto antes esta problemática para que el beneficio económico de éste y otros negocios nunca esté por encima de la salud de nuestra población.
M. ª Paz de la Puente Martín
Fundación Aldaba – Proyecto Hombre Valladolid